Cómo acelerar tu desarrollo en automoción mediante la implementación de metodologías ágiles

Publicado por EEVAM Technologies en

El concepto “agile development” está cada vez más arraigado en la industria tecnológica y tiende a estar ligado al desarrollo de software. Esta técnica se suele interpretar como una metodología de trabajo rápido, interactivo entre participantes, con frecuentes versiones y revisiones bajo la premisa de que los posibles errores son depurados en algunas de las iteraciones del proceso. La naturaleza virtual e implícita del producto en el desarrollo de software ha hecho posible que las metodologías de trabajo en este campo se rijan a través de esta técnica, pero, ¿sería posible aplicar el “agile development” en el área de la automoción, donde los proyectos abarcan un mayor periodo de tiempo, están fuertemente regulados y conllevan fases de fabricación? 

Lo cierto es que ya se emplea en esta industria, pero aplicando un enfoque algo diferente al término de agile, el cual se debe definir correctamente.

Se comenzará por presentar un esquema tradicional de desarrollo Waterfall para estudiar en contraste la propuesta opuesta (o complementaria) que supone la metodología agile. La siguiente imagen muestra un desarrollo Waterfall tradicional.    

Se parte del análisis de requisitos inicial y se avanza por fases diseñando el producto y la integración, para posteriormente realizar pruebas para su verificación y concluir en la fase de mantenimiento. Un modelo similar propone el modelo en V, donde se realiza el mismo proceso, pero teniendo en cuenta el diseño a distintos niveles, ejecutando labores de testeo y diseño de manera paralela. De esta manera, se optimiza tanto el diseño como la detección de fallos.  

Teóricamente, la aplicación rigurosa de este esquema no permitiría el retorno a fases anteriores debido al procedimiento lineal y secuencial. En la práctica, los proyectos siempre están sujetos a cambios durante su ejecución, por lo que la realidad obliga a retornar a etapas previas, resultando en un escenario con dos efectos:

  • Se deja de aplicar un esquema Waterfall puro mediante revisión de pasos previos
  • El proyecto se retrasa al incurrir en plazos no previstos 

Esta ha sido la forma tradicional de ejecutar proyectos en industrias como la automoción y si trabajas en esta industria estarás acostumbrado a ver cómo los proyectos suelen finalizar con un alcance (en coste y tiempo) mayor del planificado inicialmente.

Como solución a este problema nacen las metodologías ágiles, cuya definición podría resumirse en dos palabras “Embrace change” (aceptar/adoptar el cambio). 

Las metodologías ágiles asumen que va a haber cambios en el proyecto y que inevitablemente se tendrá que retornar a fases anteriores para poder avanzar, asumiendo los cambios y el “volver atrás” como parte del proceso y no como fallos durante la ejecución, tal como plantean compañías que operan en Waterfall.  

Pero ¿Cómo pueden las metodologías ágiles prevenir retrasos y sobrecostes si se asume que será necesario revisitar etapas anteriores durante el desarrollo? Dos conceptos clave tienen la respuesta: Obtener feedback rápido y Facilitar el progreso.

Feedback rápido

¿Hay alguna parte de tu proyecto que no te deja dormir? Empieza a trabajar en ella. El feedback rápido se basa en identificar los riesgos principales de un proyecto para poder actuar sobre ellos lo antes posible. Estos riesgos pueden estar situados en fases avanzadas del proyecto, por lo que siguiendo un desarrollo tradicional lineal, no se habrían detectado hasta que el coste de su solución sea demasiado alto.

El concepto de anticiparse a los riesgos, es conocido y usado habitualmente en la ingeniería. Sin embargo, junto con las metodologías ágiles, este concepto se ha extendido a lo largo de todo el proceso de desarrollo de un producto. ¿Va a tener mi producto buena aceptación en el mercado? ¿Los costes de producción serán asumibles? ¿Necesito X tecnología para lograr las especificaciones establecidas? Todas estas son preguntas asociadas a distintas fases del ciclo de vida del producto que pueden condicionar todo el resto del desarrollo, por lo que el objetivo será trabajar para obtener una respuesta a ellas lo antes posible.

Una de las herramientas más empleadas en este ámbito es la creación de prototipos como el Producto Viable Mínimo asociado al Lean Startup o un prototipo EVT en un desarrollo más tradicional. Se debe entender que un prototipo, a pesar de asemejarse a un producto tangible final, no es más que una herramienta para un objetivo mayor, el obtener respuestas de diversa índole sobre tu proyecto para poder actuar con la mayor brevedad posible sobre los cambios y mejoras que surjan. 

Facilitar el progreso

Pero, ¿Cómo se incorpora el feedback obtenido en el proceso de diseño? Imagina que tu equipo que ha descubierto la necesidad de realizar un cambio en la arquitectura del producto planeada inicialmente. Se trata de un cambio pequeño, pero puesto que afecta al diseño del sistema es necesario modificar y volver a generar varios documentos y esquemas. Además, para todo este proceso habrá que tener en cuenta una gestión correcta de las versiones de los documentos y sus relaciones entre ellas para no perder la trazabilidad. En un último caso, la aprobación de los cambios depende de revisión por parte de varios miembros del equipo.

El procedimiento anterior representa el día a día en una industria como la automoción, en la que se debe mantener el control de cada pequeña variación. Debido a que un desarrollo tradicional asume que el trabajo se realiza siempre de forma incremental, los procesos no están optimizados para facilitar la flexibilidad y cada cambio resulta ciertamente engorroso

En el desarrollo ágil, estás constantemente obteniendo feedback sobre las distintas partes del proyecto, sin embargo, si quieres integrar este feedback en el desarrollo y no tirarlo a la basura, necesitas optimizar tus procesos para que el flujo de información y el cambio se realice de forma sencilla.

Existen distintas formas de optimizar los procesos, por ejemplo usando herramientas de colaboración, que faciliten el la comunicación y el trabajo de varios usuarios sobre el mismo documento, o herramientas de automatización, que permitan deshacerse de procesos repetitivos tales como la generación y el versionado de documentos después de cada cambio.

El punto principal aquí es que, independientemente de las herramientas utilizadas, si trabajas en una industria como la automoción, es casi seguro que tu proyecto es lo suficientemente complejo como para que merezca la pena invertir recursos en la mejora de las herramientas y procesos internos con el fin de facilitar el trabajo posterior.

Y un tercer concepto… Mejora constante de los procesos

En este artículo hemos hablado mucho de los conceptos sobre los que se basan las metodologías ágiles y poco sobre herramientas concretas para implementarlas. ¿Por qué? Porque decidir las herramientas también forma parte de la metodología. Para cada proyecto, el conjunto de procesos que permiten obtener feedback rápido y facilitar el progreso no tienen por qué ser los mismos. Establecer un conjunto de herramientas y procesos al principio del proyecto (o de la empresa) y restringuirse al 100% a ellos es exactamente lo opuesto a las metodologías ágiles. En lugar de eso, deberías incluir los procesos en sí como parte de la revisión de feedback para así poder optimizar cada vez más el bucle de trabajo entre los dos conceptos anteriores.


Cómo está ayudando el desarrollo ágil a las nuevas startups a penetrar en el mercado del vehículo eléctrico

En un mercado nuevo y en evolución como es el del vehículo eléctrico, todos los actores principales parten desde la misma casilla de salida, por lo que alcanzarán los mejores resultados aquellos que logren avanzar más rápido. Las técnicas ágiles son una herramienta idónea para esto y muchas startups del vehículo eléctrico las están aplicando para conseguir adelantarse en el mercado.

Empresas sin experiencia previa, han conseguido penetrar en el mercado gracias a uso de técnicas ágiles aplicadas no solo a la ingeniería, sino a todos los procesos, desde el análisis de mercado hasta producción, con el fin de validar y verificar estos procesos antes del momento clave de ponerlos en marcha.

Desde un punto de vista más técnico, el uso de nuevas herramientas como el Model Based Design (sobre el que escribimos un artículo aquí) o el uso de OTAs (tan conocidamente utilizadas por parte de Tesla) permiten a los fabricantes acelerar su desarrollo y centrarlo en las partes correctas.

Por lo general, las empresas del vehículo eléctrico de la “nueva escuela” tienen mucho más interiorizados algunos de los conceptos de Agile. Esto es porque desde su propia naturaleza estructural tienen una mayor facilidad para adaptar su estructura a éstas metodologías. Por lo general, se cumple la ley de Conway:

“Cualquier organización que diseñe un sistema (definido de forma amplia) producirá un diseño cuya estructura es una copia de la estructura de comunicación de la organización”.

— Melvin E. Conway

Sin embargo, cualquier empresa puede implementar los conceptos planteados en este artículo y, cómo la mejora de los procesos en sí también forma parte de la metodología, se pueden comenzar a implantar de forma progresiva.

Desde EEVAM llevamos tiempo trabajando en el sector de la automoción aplicando todos estos conceptos junto con nuestros clientes para ayudarles a lograr con éxito el desarrollo de sus vehículos. Si tú también tienes un proyecto de vehículo eléctrico que necesita llegar al mercado de forma óptima, no dudes en contactarnos.


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